Pilar Expósito Morillas

2005
2010
El inglés y yo tenemos una relación bastante larga. Todo comenzó por unos calcetines: sí, unos calcetines que ponían ‘cat’. Yo tenía tan solo tres años, pero estaba muy orgullosa de poder decir que “sabía” hablar inglés.

Muchos años después de eso, precisamente digo lo contrario. Nunca sabes el suficiente inglés, ¡Y eso que he dado unos cuantos tumbos por el mundo! Mi primer contacto con el extranjero fue en un curso de verano que me concedió el Ministerio de Educación. Mi destino fue Liverpool, y desde ahí siempre tuve el gusanillo de viajar y visitar países anglófonos. Los veranos siguientes visité Bath, Malta, Canadá y la última vez que pude disfrutar la beca me fui a Australia, porque era lo más lejos que podía irme. Mientras tanto, estudiaba filología inglesa en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. Por supuesto, también tuve la suerte de vivir un año Erasmus en Stirling, Escocia, donde sin duda repetiría.

Tras acabar la carrera, realicé el máster de profesorado, puesto que mi vocación siempre fue la de ser profesora. Tras acabar el máster fueron unos años malos, puesto que estábamos en plena crisis. Intenté prepararme las oposiciones a profesora. Sin embargo, por la crisis que antes he mencionado, fueron canceladas, así que tomé la determinación de cambiar de rumbo. Comencé otra carrera, esta vez en la UNED. Elegí el grado de lengua y literatura españolas para poder así convertirme en profesora de español, aunque fuera temporalmente. También tomé la determinación de trabajar en el extranjero, por ello solicité la beca Fulbright. Fui una de las 15 elegidas en España en el proceso de selección para trabajar como profesora de español durante el curso 2013-2014 en Estados Unidos. Me mudé durante un año a Huntingdon, un pequeño pueblecito en mitad de Pensilvania, y trabajé en Juniata College. Esta experiencia me hizo crecer en gran medida profesionalmente; también adquirí experiencia como profesora de español.

Una vez más, volví a España, que todavía estaba sumida en la crisis. Había ganado una gran experiencia, pero era difícil encontrar un trabajo. Fui contratada en una academia en la que trabajé durante curso y medio como profesora de inglés, y de nuevo decidí reconvertirme. Mi trabajo me impedía disponer de todo el tiempo necesario para poder prepararme las oposiciones de escuela oficial de idiomas, así que empecé a trabajar en Decathlon. Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo, puesto que te permite conocer otro entorno profesional y un campo de trabajo totalmente distinto, pero muy enriquecedor a la vez.

Por fin, en 2016, aprobé las oposiciones de profesora de escuela de idiomas, profesión que ejerzo en la actualidad. Es el trabajo de mi vida, lo que siempre había querido hacer. Poder vivir de tu vocación es lo mejor que puede pasar en la vida profesional de una persona, y por ello soy muy afortunada. Gracias a mi trabajo, en la actualidad también he visitado otras universidades, como la Université de Namur, en Bélgica, donde hice una estancia profesional observando y trabajando como profesora durante una semana.

Tenemos la suerte de haber cursado una de las carreras más bonitas que existen, una carrera que continuamente ofrece oportunidades a quien quiera tomarlas. Una carrera de vocación, no tan solo para conseguir un trabajo rápido, puesto que a veces el camino puede ser tortuoso. Hay que afrontar con ganas ese camino, y no desistir, porque personalmente opino como una conocida marca deportiva: impossible is nothing. ¡A por todas!